Más que llevar una idea a la acción, emprender es conocerse a sí mismo y las necesidades de la sociedad.
A lo largo de la historia, han habido diferentes definiciones para el concepto y el término ‘emprender’, según los cambios del fenómeno en la sociedad.
Específicamente en este siglo, el emprendimiento pasó de una actividad de moda, atrapada en enunciados simplistas del tipo, “ser tu propio jefe”, “la alternativa al corporativismo” o “la opción laboral de los creativos y los antisistémicos”, a considerarse innovador y disruptivo, fundamental para el desarrollo de la economía mundial —ya que mejora la calidad de vida no sólo de quienes emprenden, sino de sus familias y la sociedad, pues los emprendedores generan sus propios ingresos y nuevas fuentes de empleo—.
Hoy en día, la definición de emprender, según la Real Academia Española es: ‘Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro’. Sí, emprender es, en palabras simples, iniciar y asumir riesgos, pero también tiene mucho de ‘acometer’, atacar con ímpetu y fuerza una idea.
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