En la deuda se entra rápido, pero se sale lento. Acudir a ella en momentos de impulso consumista como solución rápida compromete tus ingresos futuros de manera silenciosa, además de encarecer lo que compras y hacerte pagar mucho más del valor real del producto o servicio.
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Por otro lado, hoy sabemos que la deuda tiene efectos muy nocivos en la salud y autoestima, como demuestra un estudio de la Dra. Margareta Dackehag de la Universidad de Lund. Según el estudio, más del 40% de los casos de problemas de salud mental como ansiedad, depresión y estrés crónico, tienen a la deuda como una de las principales causas.
El estudio también indica que los gastos impulsivos están asociados a otras condiciones emocionales, igual que la búsqueda de otros placeres inmediatos, y el origen de estas condiciones puede ser tanto psicológico, como psiquiátrico.
En fin, la resignificación del gasto implica un cuestionamiento profundo de lo que eres, lo que necesitas y por qué lo necesitas, para después actuar en consecuencia. Considera que la deuda calculada es una gran herramienta, pero la deuda sin cálculo puede significar la ruina financiera y esta nunca viene sola.
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