La educación financiera debe considerarse como un proceso continuo de por vida y como el conjunto de habilidades, comportamientos y competencias que, bien aplicadas, desembocan a la salud financiera. Sin embargo, muchas personas no saben cómo salir de deudas porque nunca aprendieron a gestionar sus ingresos y egresos, pues no se crece sabiendo qué es un comportamiento financiero responsable.
Antes, las situaciones que involucraban decisiones financieras no estaban atravesadas por hábitos de ahorro, registro de presupuesto o diversificación de riesgo, por decir algo. La creación y desarrollo de capacidades financieras es algo relativamente reciente.
Las nuevas generaciones demandan tener más concientización, conocimientos y medios para tomar mejores decisiones financieras sólidas. Y en un futuro, la alfabetización financiera contemplará una nueva relación con el dinero y serán los más quienes gocen de salud financiera.
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De la alfabetización financiera al bienestar económico
Las deudas no solo afectan el bolsillo, sino también la salud mental y emocional. Una deuda es un problema financiero, y es bien sabido que un problema financiero afecta a la salud. Por administrar mal el dinero, por no tener ingresos suficientes, por quedarse sin empleo o porque el negocio ya no deja ganancias, el bienestar, la confianza, la estabilidad y la autoestima son amenazadas.
Hay un poco de crecimiento personal inmiscuido en la fórmula del bienestar financiero; si se hace un buen trabajo en el desarrollo de unos mismo, se toman mejores decisiones financieras, sociales y personales y se está más sensible al entorno de oportunidades. Así como hay un entorno de endeudamiento, hay un entorno de diversificación.
Hay dos retos en la educación financiera: El primero es ir más allá de la provisión de información y asesoramiento, es acompañar durante el proceso de crecimiento personal a todos aquellos que están logrando salir de deudas o generando proyectos productivos; y el segundo es generar conciencia colectiva, esto es que cada persona con experiencia sienta la necesidad de compartir su historia, que su testimonio inspire a otros a tener una vida sin deudas y con múltiples fuentes de ingresos.
Tener bienestar financiero significa tomar decisiones con confianza y sin miedo al futuro, ya que éste se basa, no en lo que se posee, sino en la concienciación financiera personal y social.
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